EN ESPAÑA, LA GRAN DESCONOCIDA
De vinos por... Sudáfrica
De vinos por... Sudáfrica
Situada en el extremo antártico del continente
africano, literalmente donde el viento da la vuelta y a más de 9.000 kilómetros
de España, la región sudafricana de El Cabo es probablemente el último nombre
que viene a la cabeza de los aficionados españoles cuando nos preguntan sobre
destinos donde encontrar grandes vinos. Sin embargo, este mal conocido viñedo
ofrece una rica historia y una realidad vibrante y dinámica. Pongamos además en
la cuba de fermentación sus paisajes extravagantes llenos de belleza, una
cocina superlativa y añadamos gente hospitalaria y divertida y el
resultado no podrá ser mejor, si no pensamos, claro está, en su persistente
manía en conducir por el lado equivocado de la carretera...
El vino ha sido una parte importante de la historia y
la cultura de este país durante más de tres siglos. Sudáfrica es, por tanto,
uno de los más antiguos productores de lo que se ha dado en llamar el Nuevo
Mundo vitivinícola.
Sin embargo, los avatares sociales y políticos acontecidos en este singular país han conformado una realidad empeñada muchas veces en dificultar el afianzamiento de una industria que desde su comienzo en tiempos de los Van der Stel en el siglo XVII ha tenido sus días de luz y de sombra.
Simon van der Stel llegó a Sudáfrica en 1679, enviado por la Compañía de las Indias Holandesas a lo que era, por aquel entonces, poco más que un puesto comercial fortificado. Su misión consistía en organizar un puesto estable de intercambio con los nativos para abastecer en lo posible a los barcos de la Compañía de alimentos frescos y agua. Simon, hombre educado y ambicioso, advirtió pronto las posibilidades de la zona y promovió el desarrollo de los campos de cultivo en la región de El Cabo saltándose las directrices recibidas por la Compañía. Simon van der Stel era un gran aficionado al vino y resolvió crear un viñedo que sirviera de ejemplo a seguir para sus conciudadanos. Con la excusa de producir vino para su propio consumo y el de los sedientos marineros de los barcos que recalaban en el pequeño puerto de Capetown, fue creando lo que con el tiempo sería uno de los viñedos míticos en la historia mundial del vino, el Groot Constantia.
La falta de agricultores holandeses con experiencia en el cultivo de viñedos daba como resultado que los planes de Van der Stel progresaran muy lentamente. ¿Dónde podría encontrar expertos viticultores que quisieran instalarse en Africa? La suerte salió a su encuentro ya que la revocación del edicto de Nantes por Luis XIV marcó la expulsión de los hugonotes franceses y su instalación en Holanda con lo que Van der Stel vino a resolver de esta forma su problema. Simon van der Stel acabó convenciendo a la Compañía de proporcionar pasajes para El Cabo a 200 hugonotes con la condición de que éstos tuvieran experiencia en el cultivo de la vid. Los nuevos colonos recibieron una zona de terreno no muy alejada de Capetown, la cual parecía apropiada para el cultivo de la vid pero que desgraciadamente presentaba un 'pequeño' inconveniente: se trataba de una zona de cría de elefantes llamada Oliphantshoek, el rincón de los elefantes. A pesar de todo, aquellos intrépidos franceses debieron dar con el sistema para acabar con la 'plaga', ya que en la actualidad esa zona es conocida como Franshhoek, el rincón de los franceses.
Más complicado para los intereses de los viticultores, empero, resultó el dominio británico de finales del siglo XVIII y casi todo el XIX. En aquellos tiempos la región de El Cabo se posicionó como un suministrador de vinos fortificados para los británicos, pero pronto los intereses locales quedaron supeditados a las guerras y a los posteriores acuerdos entre británicos y franceses. Así, el tratado de comercio de 1861 entre estos dos países virtualmente colapsó el mercado de producción de vinos, que recibió la puntilla con la llegada de la filoxera en 1885. El intenso esfuerzo de replantación posterior tuvo como resultado un sensible aumento de la producción, pero las dos Guerras de los Boers del cambio de siglo que enfrentaron a afrikaners y británicos acabaron con el mercado interno, con lo que, tras el fin de la Segunda Guerra Boer, Sudáfrica nadaba en vino.
Para solventar el problema de producción, se instaura un sistema cooperativista que intenta garantizar un mercado estable para los productores de uva. Como en tantos otros lugares, este sistema acaba dando como resultado una enraizada cultura de producción en cantidad y no en calidad. En 1918, se crea oficialmente el KWV (Kooperatieqe Wijnbouers Wereninging van Zuid-Afrika Beperkt) y la totalidad de la industria vitivinícola queda bajo su control. Las imposiciones del modelo cooperativista, el cual implica la compra automática a un precio mínimo de todo el vino entregado al KWV y la delimitación de las áreas de cultivo por un sistema de cuotas circunscritas a las zonas de demarcación histórica, no siempre idóneas para conseguir uva de verdadera calidad, resultan ser un freno importante para la producción de vinos de óptima calidad.
En los 70, Sudáfrica es un país en plena expansión. Sus viticultores acuden con frecuencia a Burdeos para conseguir la última tecnología y el saber hacer de los especialistas franceses. La fortaleza de la moneda sudafricana les permite el acceso a barricas de la mejor calidad y a los mejores expertos en viticultura. Esto da como resultado una definición muy bordelesa tanto de sus mejores plantaciones, con la introducción de cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc, como del estilo de sus mejores vinos, situados en una línea elegante y ligera. Sin embargo, este proceso se verá frenado por la imposición de las sanciones internacionales al comercio de productos sudafricanos en la década de los 80, en la que el aislamiento internacional del país se refleja en la manera de hacer vino y en un estilo menos influenciado por los enólogos y por el gusto europeo.
Por fin, la década de los 90 verá el final paulatino del monopolio del KWV y sus reglamentos y el reingreso de Sudáfrica en los mercados internacionales. Por otra parte se produce la aparición de productores independientes de pequeño tamaño que buscan una calidad sin compromisos y que cimientan su trabajo en la búsqueda de terruños ideales y en la replantación de castas acordes con los deseos del mercado internacional.
Todas estas circunstancias cincelan la realidad del noveno país productor mundial de vino, que cuenta en la actualidad con una superficie plantada de poco más de 100.000 hectáreas y una producción que ronda los 600 millones de litros, de los que exporta aproximadamente la cuarta parte. Para dar alguna perspectiva a estas cifras, diremos que la superficie de viñedo plantada en Castilla-La Mancha es de 580.000 hectáreas.
Los hijos del viento.
La región del Cabo goza de un clima que podríamos identificar con el mediterráneo, presentando, además, un terruño muy montañoso. Los inviernos son fríos y lluviosos y los veranos pueden llegar a ser muy cálidos. Por ello, los frescos vientos marítimos que soplan desde el Océano Atlántico, atemperando un clima a veces riguroso, son determinantes a la hora de permitir la maduración lenta y adecuada de las uvas. Así pues, los terruños con mejor exposición a las brisas suelen producir con frecuencia los mejores vinos. Por este motivo los viticultores han ido abandonando paulatinamente los fértiles valles y han escalado las laderas de las colinas para buscar suelos adecuados y climas más atemperados para el viñedo de calidad. La influencia que actualmente se aprecia con más claridad en el viñedo sudafricano la encontramos en los técnicos australianos, capitaneados por Richard Smart, y sus técnicas de plantación y manejo del viñedo, plantado en lo fundamental sobre espaldera.
Las castas blancas son todavía predominantes en el viñedo de El Cabo, alcanzando el 80% de la superficie plantada. En términos de calidad, la sauvignon blanc produce excelentes vinos, muy originales y de gran personalidad. La ubicua chardonnay se adapta bien a este terruño y ofrece vinos con buen equilibrio. Encontramos también buenos ejemplos de chenin blanc y de sémillon, junto con plantaciones de colombard y otras castas blancas de menor entidad. A las plantaciones tradicionales de la doméstica pinotage, cruce de pinot noir y cinsault, y a las realizadas en la década de los 70 de cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc, se unen ahora las castas específicas del Médoc, como el malbec y el petit verdot. Pero son las variedades del Ródano y del Mediterráneo las que reciben la mayor atención por parte de los dinámicos viticultores sudafricanos, siendo la syrah, la garnacha y la monastrell las variedades más plantadas en la actualidad.
Aunque los viñedos sudafricanos presentan una mayor influencia de los sistemas productivos de los países del nuevo mundo vitivinícola, conceptualmente hablando sus vinos se encuentran a caballo entre los estilos predominantes en los nuevos países productores y aquellos de los países productores tradicionales, siendo muy notable la influencia francesa. Sus vinos blancos no ocultan la madurez que produce el clima cálido, pero tampoco suelen perder de vista el frescor, el buen equilibrio, y una búsqueda de la elegancia sobre la potencia. Brillan con luz propia los vinos elaborados con sauvignon blanc, y los chardonnays se encuentran estilísticamente hablando más cerca de la Borgoña que de California. La madera se suele administrar con prudencia, y en general, las elaboraciones alcanzan un buen nivel de calidad técnica. Los grandes vinos tintos del momento son los elaborados con Sirah, pero nos encontraremos con un buen número de excelentes elaboraciones monovarietales de cabernet sauvignon y de los clásicos ensamblajes bordeleses.
El viñedo
La calificación de vinos con denominación de origen (WO) fue realizada en 1973, en un intento de clasificar las diferentes zonas productoras de una forma homogénea con respecto a la calidad de los vinos. De esta manera, oficialmente la zona vinícola de El Cabo se divide en regiones: la Región Costera en torno a Ciudad del Cabo, el Breede River Valley, hacia el interior del país, Klein Karoo al oeste, ya en el Indico y Oliphants River Valley, al norte de Ciudad del Cabo, en paralelo a la costa atlántica.
Estas zonas están a su vez divididas en distritos. Los distritos vitivinícolas más importantes de Sudáfrica son: Stellenbosch, Robertson, Paarl, Worcester, Tulbagh, Overberg y Calitzdorp, los que se ha unido muy recientemente Cape Point.
Dentro de cada uno de los distritos encontramos a su vez los wards, que comprenden un grupo de propiedades que tienen un terroir similar, pero en este punto la situación se ha complicado muchísimo por los progresivos desarrollos de nuevas viñas dentro de los wards y por las divisiones de las antiguas propiedades. La división última es la de estate, que define la unidad que posee una o varias propiedades colindantes, que elabora en su propia bodega y embotella su producción. La calificación de 'Estate' suele adornar las etiquetas de las mejores bodegas sudafricanas.
Sin embargo, los avatares sociales y políticos acontecidos en este singular país han conformado una realidad empeñada muchas veces en dificultar el afianzamiento de una industria que desde su comienzo en tiempos de los Van der Stel en el siglo XVII ha tenido sus días de luz y de sombra.
Simon van der Stel llegó a Sudáfrica en 1679, enviado por la Compañía de las Indias Holandesas a lo que era, por aquel entonces, poco más que un puesto comercial fortificado. Su misión consistía en organizar un puesto estable de intercambio con los nativos para abastecer en lo posible a los barcos de la Compañía de alimentos frescos y agua. Simon, hombre educado y ambicioso, advirtió pronto las posibilidades de la zona y promovió el desarrollo de los campos de cultivo en la región de El Cabo saltándose las directrices recibidas por la Compañía. Simon van der Stel era un gran aficionado al vino y resolvió crear un viñedo que sirviera de ejemplo a seguir para sus conciudadanos. Con la excusa de producir vino para su propio consumo y el de los sedientos marineros de los barcos que recalaban en el pequeño puerto de Capetown, fue creando lo que con el tiempo sería uno de los viñedos míticos en la historia mundial del vino, el Groot Constantia.
La falta de agricultores holandeses con experiencia en el cultivo de viñedos daba como resultado que los planes de Van der Stel progresaran muy lentamente. ¿Dónde podría encontrar expertos viticultores que quisieran instalarse en Africa? La suerte salió a su encuentro ya que la revocación del edicto de Nantes por Luis XIV marcó la expulsión de los hugonotes franceses y su instalación en Holanda con lo que Van der Stel vino a resolver de esta forma su problema. Simon van der Stel acabó convenciendo a la Compañía de proporcionar pasajes para El Cabo a 200 hugonotes con la condición de que éstos tuvieran experiencia en el cultivo de la vid. Los nuevos colonos recibieron una zona de terreno no muy alejada de Capetown, la cual parecía apropiada para el cultivo de la vid pero que desgraciadamente presentaba un 'pequeño' inconveniente: se trataba de una zona de cría de elefantes llamada Oliphantshoek, el rincón de los elefantes. A pesar de todo, aquellos intrépidos franceses debieron dar con el sistema para acabar con la 'plaga', ya que en la actualidad esa zona es conocida como Franshhoek, el rincón de los franceses.
Más complicado para los intereses de los viticultores, empero, resultó el dominio británico de finales del siglo XVIII y casi todo el XIX. En aquellos tiempos la región de El Cabo se posicionó como un suministrador de vinos fortificados para los británicos, pero pronto los intereses locales quedaron supeditados a las guerras y a los posteriores acuerdos entre británicos y franceses. Así, el tratado de comercio de 1861 entre estos dos países virtualmente colapsó el mercado de producción de vinos, que recibió la puntilla con la llegada de la filoxera en 1885. El intenso esfuerzo de replantación posterior tuvo como resultado un sensible aumento de la producción, pero las dos Guerras de los Boers del cambio de siglo que enfrentaron a afrikaners y británicos acabaron con el mercado interno, con lo que, tras el fin de la Segunda Guerra Boer, Sudáfrica nadaba en vino.
Para solventar el problema de producción, se instaura un sistema cooperativista que intenta garantizar un mercado estable para los productores de uva. Como en tantos otros lugares, este sistema acaba dando como resultado una enraizada cultura de producción en cantidad y no en calidad. En 1918, se crea oficialmente el KWV (Kooperatieqe Wijnbouers Wereninging van Zuid-Afrika Beperkt) y la totalidad de la industria vitivinícola queda bajo su control. Las imposiciones del modelo cooperativista, el cual implica la compra automática a un precio mínimo de todo el vino entregado al KWV y la delimitación de las áreas de cultivo por un sistema de cuotas circunscritas a las zonas de demarcación histórica, no siempre idóneas para conseguir uva de verdadera calidad, resultan ser un freno importante para la producción de vinos de óptima calidad.
En los 70, Sudáfrica es un país en plena expansión. Sus viticultores acuden con frecuencia a Burdeos para conseguir la última tecnología y el saber hacer de los especialistas franceses. La fortaleza de la moneda sudafricana les permite el acceso a barricas de la mejor calidad y a los mejores expertos en viticultura. Esto da como resultado una definición muy bordelesa tanto de sus mejores plantaciones, con la introducción de cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc, como del estilo de sus mejores vinos, situados en una línea elegante y ligera. Sin embargo, este proceso se verá frenado por la imposición de las sanciones internacionales al comercio de productos sudafricanos en la década de los 80, en la que el aislamiento internacional del país se refleja en la manera de hacer vino y en un estilo menos influenciado por los enólogos y por el gusto europeo.
Por fin, la década de los 90 verá el final paulatino del monopolio del KWV y sus reglamentos y el reingreso de Sudáfrica en los mercados internacionales. Por otra parte se produce la aparición de productores independientes de pequeño tamaño que buscan una calidad sin compromisos y que cimientan su trabajo en la búsqueda de terruños ideales y en la replantación de castas acordes con los deseos del mercado internacional.
Todas estas circunstancias cincelan la realidad del noveno país productor mundial de vino, que cuenta en la actualidad con una superficie plantada de poco más de 100.000 hectáreas y una producción que ronda los 600 millones de litros, de los que exporta aproximadamente la cuarta parte. Para dar alguna perspectiva a estas cifras, diremos que la superficie de viñedo plantada en Castilla-La Mancha es de 580.000 hectáreas.
Los hijos del viento.
La región del Cabo goza de un clima que podríamos identificar con el mediterráneo, presentando, además, un terruño muy montañoso. Los inviernos son fríos y lluviosos y los veranos pueden llegar a ser muy cálidos. Por ello, los frescos vientos marítimos que soplan desde el Océano Atlántico, atemperando un clima a veces riguroso, son determinantes a la hora de permitir la maduración lenta y adecuada de las uvas. Así pues, los terruños con mejor exposición a las brisas suelen producir con frecuencia los mejores vinos. Por este motivo los viticultores han ido abandonando paulatinamente los fértiles valles y han escalado las laderas de las colinas para buscar suelos adecuados y climas más atemperados para el viñedo de calidad. La influencia que actualmente se aprecia con más claridad en el viñedo sudafricano la encontramos en los técnicos australianos, capitaneados por Richard Smart, y sus técnicas de plantación y manejo del viñedo, plantado en lo fundamental sobre espaldera.
Las castas blancas son todavía predominantes en el viñedo de El Cabo, alcanzando el 80% de la superficie plantada. En términos de calidad, la sauvignon blanc produce excelentes vinos, muy originales y de gran personalidad. La ubicua chardonnay se adapta bien a este terruño y ofrece vinos con buen equilibrio. Encontramos también buenos ejemplos de chenin blanc y de sémillon, junto con plantaciones de colombard y otras castas blancas de menor entidad. A las plantaciones tradicionales de la doméstica pinotage, cruce de pinot noir y cinsault, y a las realizadas en la década de los 70 de cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc, se unen ahora las castas específicas del Médoc, como el malbec y el petit verdot. Pero son las variedades del Ródano y del Mediterráneo las que reciben la mayor atención por parte de los dinámicos viticultores sudafricanos, siendo la syrah, la garnacha y la monastrell las variedades más plantadas en la actualidad.
Aunque los viñedos sudafricanos presentan una mayor influencia de los sistemas productivos de los países del nuevo mundo vitivinícola, conceptualmente hablando sus vinos se encuentran a caballo entre los estilos predominantes en los nuevos países productores y aquellos de los países productores tradicionales, siendo muy notable la influencia francesa. Sus vinos blancos no ocultan la madurez que produce el clima cálido, pero tampoco suelen perder de vista el frescor, el buen equilibrio, y una búsqueda de la elegancia sobre la potencia. Brillan con luz propia los vinos elaborados con sauvignon blanc, y los chardonnays se encuentran estilísticamente hablando más cerca de la Borgoña que de California. La madera se suele administrar con prudencia, y en general, las elaboraciones alcanzan un buen nivel de calidad técnica. Los grandes vinos tintos del momento son los elaborados con Sirah, pero nos encontraremos con un buen número de excelentes elaboraciones monovarietales de cabernet sauvignon y de los clásicos ensamblajes bordeleses.
El viñedo
La calificación de vinos con denominación de origen (WO) fue realizada en 1973, en un intento de clasificar las diferentes zonas productoras de una forma homogénea con respecto a la calidad de los vinos. De esta manera, oficialmente la zona vinícola de El Cabo se divide en regiones: la Región Costera en torno a Ciudad del Cabo, el Breede River Valley, hacia el interior del país, Klein Karoo al oeste, ya en el Indico y Oliphants River Valley, al norte de Ciudad del Cabo, en paralelo a la costa atlántica.
Estas zonas están a su vez divididas en distritos. Los distritos vitivinícolas más importantes de Sudáfrica son: Stellenbosch, Robertson, Paarl, Worcester, Tulbagh, Overberg y Calitzdorp, los que se ha unido muy recientemente Cape Point.
Dentro de cada uno de los distritos encontramos a su vez los wards, que comprenden un grupo de propiedades que tienen un terroir similar, pero en este punto la situación se ha complicado muchísimo por los progresivos desarrollos de nuevas viñas dentro de los wards y por las divisiones de las antiguas propiedades. La división última es la de estate, que define la unidad que posee una o varias propiedades colindantes, que elabora en su propia bodega y embotella su producción. La calificación de 'Estate' suele adornar las etiquetas de las mejores bodegas sudafricanas.
Fecha de publicación: 26.07.2006
En 1652, Jan Van Riebeeck fundó la factoría de avituallamiento de la
Compañía de las Indias en el cabo de Buena Esperanza, y poco tiempo después,
hacía traer de Europa esquejes de vid, convencido de que el vino reduciría los
casos de escorbuto entre los marineros. El 2 de febrero de 1659 escribió en su
diario: "Hoy, Dios sea loado, ha fluido por primera vez el vino de la uva
del Cabo".
Simon van der Steel, su sucesor como Gobernador y experimentado viticultor, plantó sus propias vides en la antigua Wildebosch (Constantia) con la ayuda de refugiados hugonotes franceses -expertos en vinicultura y vinificación. Nombró a esta amplia superficie de viñedos “Stellenbosch”, que significa “el bosque de Van der Steel”.
En el siglo XIX, los vinos del Cabo gozaban de buena fama en Europa, en particular el vino dulce de Constantia, hecho de moscatel. Los vinos fortificados y los licores también formaban parte de la tradición sudafricana.
Actualmente, Sudáfrica es el noveno productor de vino del mundo. Los productores sudafricanos siguen con atención las tendencias internacionales y han implementado las técnicas de cultivo y vinificación más avanzadas.
Muchos años de investigación y experimentación han servido para establecer la mejor adecuación entre los diversos microclimas y las variedades específicas de la rica herencia vitícola del país.
LAS VARIEDADES BLANCAS
Representan alrededor del 80% de la superficie del viñedo.
La steen, nombre local de la chenin blanc (más del 30% de la superficie plantada)
La hanepoot, o muscat de Alejandría (alrededor del 6%)
La colombard (alrededor del 6%)
La sauvignon
La cape riesling
La chardonnay, variedad en auge.
LAS VARIEDADES TINTAS
La cinsaut
La cabernet sauvignon
La pinotage, un cruce de cinsaut y de pinot noir
Las cepas shiraz (syrah), merlot, cabernet franc y pinot noir
REGIONES VITICOLAS
En 1973, la introducción del sistema de vinos de origen (WO) dividió los viñedos de Sudáfrica en varias regiones oficiales, distritos, zonas y fincas (“estates”). Las principales zonas vitícolas de Sudáfrica están situadas al suroeste de Ciudad del Cabo. Más al norte existen varias zonas aisladas, a lo largo del río Orange.
COASTAL REGION WO, la denominación más importante, engloba los seis distritos del Cabo:
Simon van der Steel, su sucesor como Gobernador y experimentado viticultor, plantó sus propias vides en la antigua Wildebosch (Constantia) con la ayuda de refugiados hugonotes franceses -expertos en vinicultura y vinificación. Nombró a esta amplia superficie de viñedos “Stellenbosch”, que significa “el bosque de Van der Steel”.
En el siglo XIX, los vinos del Cabo gozaban de buena fama en Europa, en particular el vino dulce de Constantia, hecho de moscatel. Los vinos fortificados y los licores también formaban parte de la tradición sudafricana.
Actualmente, Sudáfrica es el noveno productor de vino del mundo. Los productores sudafricanos siguen con atención las tendencias internacionales y han implementado las técnicas de cultivo y vinificación más avanzadas.
Muchos años de investigación y experimentación han servido para establecer la mejor adecuación entre los diversos microclimas y las variedades específicas de la rica herencia vitícola del país.
LAS VARIEDADES BLANCAS
Representan alrededor del 80% de la superficie del viñedo.
La steen, nombre local de la chenin blanc (más del 30% de la superficie plantada)
La hanepoot, o muscat de Alejandría (alrededor del 6%)
La colombard (alrededor del 6%)
La sauvignon
La cape riesling
La chardonnay, variedad en auge.
LAS VARIEDADES TINTAS
La cinsaut
La cabernet sauvignon
La pinotage, un cruce de cinsaut y de pinot noir
Las cepas shiraz (syrah), merlot, cabernet franc y pinot noir
REGIONES VITICOLAS
En 1973, la introducción del sistema de vinos de origen (WO) dividió los viñedos de Sudáfrica en varias regiones oficiales, distritos, zonas y fincas (“estates”). Las principales zonas vitícolas de Sudáfrica están situadas al suroeste de Ciudad del Cabo. Más al norte existen varias zonas aisladas, a lo largo del río Orange.
COASTAL REGION WO, la denominación más importante, engloba los seis distritos del Cabo:
- Constantia District WO
Más de 250 ha de viñas en las laderas de granito rojo de Constantia Mountain. Goza de un clima de tipo mediterráneo, donde las viñas no requieren irrigación: aprovechan la sombra de las montañas por la tarde y la brisa fresca procedente del mar. Se cultiva chardonnay, sauvignon y riesling para los blancos, y cabernet sauvignon y shiraz para los tintos.
- Durbanville District WO
En las laderas de granito de las montañas Dorstberg, al norte de Ciudad del Cabo. Se produce vinos tintos, especialmente a base de pinotage y de shiraz.
- Paarls District WO
Al noreste de la Ciudad del Cabo, es un gran distrito vinícola (cerca del 20% de los viñedos), cuenta con algunos de los mejores productores del país. Se produce buenos chenin blanc, sauvignon y chardonnay, cabernet sauvignon y pinotage. El distrito de Paarl engloba la zona de Franschhoek WO o "Rincón Francés" -zona donde se establecieron los hugonotes. Esta zona es reconocida por sus vinos criados en roble y por el mejor vino espumoso del país.
- Stellenbosch District WO
Posee la mayor concentración (más de 15% de las viñas del país) de bodegas productoras de vinos de alta gama. Tres tipos de suelos: arenisca al oeste en Table Mountain ( perfecta para vinos blancos); aluviones alrededor del río Eerste y granito (bueno para los tintos) al este en las estribaciones montañosas.
- Swartland District WO
Produce casi el 13% de las vides de Sudáfrica. En esta zona se elaboran vinos generosos de gran calidad, hechos de cepas como la Hanepoot, vinos tintos robustos de cinsaut, tinta borocca, pinotage y shiraz, así como buenos vinos de riesling y colombard.
- Tulbagh District WO
Esta región está rodeada casi completamente por las montañas Winterhoek, que crean muchos microclimas adecuados a la viticultura.
BREEDE RIVER VALLEY REGION WO engloba tres distritos:
- Worcester District WO
Produce el 25% del vino del país. Destacan los riesling, los sauvignon, y los colombard, y vinos de postre de muscadelle blancos y tintos. También es la zona más importante para la producción de aguardientes.
- Robertson District WO
Sus suelos ricos en caliza están bien adaptados a la viticultura. En esta zona se cultiva el 10% del viñedo de Sudáfrica. Los chardonnay y shiraz de esta zona son muy apreciados, así como los espumosos y vinos de postre generosos tradicionales.
- Swellendam District WO
Esta región se dedica a la producción de grandes volúmenes para las cooperativas
OTROS DISTRITOS
- Boberg Region WO
Esta región únicamente produce vinos generosos
- Klein Karoo district WO
Se extiende desde Montagu, al oeste , hasta Oudtshoorn, al este. En estos valles fluviales se da bien la chenin, cepa versátil de El Cabo con buen nivel de acidez natural, que permite producir desde vinos blancos secos hasta blancos dulces, e incluso rosés. El muscadelle y otros vinos de postre dan fama a la región.
- Olifantsrivier District WO
Se extiende de norte a sur a lo largo del valle. La vid crece en suelos de arenisca o de caliza. Olifantsrivier produce vinos de buena relación calidad/precio.
- Overberg District WO
Al sur de Paarl y Stellenbosch. Las viñas disfrutan de las brisas frescas del Atlántico y poseen suelos de esquisto descompuesto para excelentes chardonnay y pinot noir.
- Piketberg District WO
Amplio distrito de relieve llano. La mayoría de los tintos se elaboran al estilo del oporto.
- Douglas WO, Andalusia WO, Benede-Oranje WO producen vinos a granel y
de postre.
La producción de vino ha sido muy importante en Sudáfrica durante los últimos tres siglos, de hecho se trata del país más antiguo de producción de vino en el denominado Nuevo Mundo. El inicio de la cultura vinícola en este país fue gracias a Simon Van der Stel, un gran aficionado al vino que llegó a este país en el año 1679.
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